John McCain respaldó a los buenos de Libia, que ahora están torturando intensamente a sus oponentes hasta la muerte.
El mismo John McCain ahora respalda a los buenos en Siria –no hay "botas en el terreno", eso sí, porque esto es una guerra sin muerte para Estados Unidos- y todo parece estar bien, hasta que me siento frente a un tipo tomando un café en Beirut que dice de hace que toda la historia sea un poco más complicada. Respaldamos a las minorías rodeadas, que luchan valientemente por sus derechos contra obstáculos abrumadores: Homs, por ejemplo. Hicimos lo mismo cuando el Ejército de Liberación de Kosovo –no exactamente el equipo impecable que la OTAN nos quería hacer creer hasta que Slobodan Milosevic se rindió– luchó contra las abrumadoras probabilidades serbias en 1998.
Tal vez se remonta a la Comuna de París de 1871 (franceses contra franceses, pero olvidemos esa parte) o al Levantamiento de Varsovia, o a la Liberación de París de 1944. Los franceses solían hablar de les tireurs des toits (los tiradores de los tejados) que atacaron incluso a Charles de Gaulle cuando entró en Notre Dame el día de la liberación. Homs, por supuesto, tiene sus propios tireurs des toits: francotiradores del gobierno sirio en los tejados (iraníes según la oposición siria). Como si los militares sirios necesitaran que los ligeramente decrépitos Guardias Revolucionarios de Teherán les enseñaran a disparar. Las historias sobre la brutalidad y crueldad de los funcionarios sirios son ciertas. Repitámoslo: las historias, los informes, las imágenes, YouTube, las grabaciones reales de estas crueldades, son todas ciertas. Pero luego está la cara de sorpresa de mi amigo, ni sirio ni periodista, que toma café conmigo y que está de acuerdo con gran parte de la historia. Francotiradores, sí. "La mayoría de las víctimas de los disparos reciben impactos en la cabeza o en el pecho. Si te golpea un francotirador, estás en una situación grave". Ha habido bombardeos (de viviendas y de al menos una clínica) y hay tumbas en los jardines. Pero luego están los otros pequeños comentarios, casi olvidables pero aún inquietantes. La costumbre de los soldados del "Ejército Sirio Libre" de tocar música islámica antes de cruzar las calles bajo el fuego de los francotiradores y de rezar antes de pisar el acelerador. Bueno, no hay nada de malo en eso, por el amor de Dios.
Luego, el gran número de hombres del ESL que parecen ser islamistas en lugar de islámicos: esta sutil diferencia es inicialmente difícil de detectar, dice mi amigo. Y luego los alardes de los "activistas armados" en Homs –ahora parece haber una sutil diferencia entre activistas (armados) y manifestantes (desarmados)– que están ejecutando a sus vecinos alauitas y cristianos.
¿Podría ser que entre los valientes defensores de Homs haya algunos tipos muy malos? Bueno, dirás, ¿quién puede culparlos? ¿Qué fuerza de resistencia, defendiendo a su pueblo, no ha admitido que "pudo haber habido algunos excesos"?
Mi amigo (que no es acólito del partido Baath) expresa su absoluta convicción de que si el ESL se escapa de Homs, habrá "masacres". ¿La limpieza étnica de los cristianos, entonces, la pesadilla que evoca Assad? ¿Y los rumores de que los tanques sirios usan ametralladoras pesadas en las ciudades pero gruñen sin proyectiles en sus cañones, por si acaso ellos también desertan? ¿Podría ser que bombardear Homs sea una cosa, pero arrasarlo hasta los cimientos sea una apuesta mucho más dolorosa de "las tripulaciones de los tanques desertarán o no"?
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