Charla en la Feria del Libro Anarquista de Los Ángeles
- Estrategia
Para comenzar esta discusión, voy a hablar de estrategia.
En este caso, el tema es la “gran estrategia”, una estrategia que permitiría a la mayoría oprimida y explotada liberarse, reemplazando el capitalismo con alguna forma de ecosocialismo autogestionado. Una estrategia es una “línea de marcha” o camino, basado en acciones y métodos de organización propuestos. Al desarrollar una estrategia debemos considerar preguntas como: ¿Dónde están las fallas clave en la sociedad? ¿Qué subgrupos de la población es probable que entren en movimiento y formen parte de un período de creciente resistencia al sistema? ¿En qué formas de acción y organización nos proponemos basar nuestra estrategia?
Desde el 19th En este siglo la izquierda radical ha desarrollado un menú de diferentes estrategias. En los últimos tiempos ha habido partidarios de estrategias como la creación de cooperativas (como ocurre hoy con la gente de la Red de Economía Solidaria), el socialismo electoral o el “socialismo a través de las urnas” (como lo favorece la mayoría de los Socialistas Democráticos de América). Y luego están los grupos “marxista-leninistas” con su estrategia de construir un partido activista o de vanguardia para “gestionar” los movimientos sociales con el objetivo de tomar el control de un Estado, centralizar toda la economía en manos del Estado. . Y, finalmente, está el sindicalismo o sindicalismo libertario revolucionario, que es la estrategia que voy a defender.
- Formación de clase
¿Cómo podemos decidir entre las diferentes estrategias propuestas? Voy a proponer un criterio. Lo que tenemos que hacer es observar el proceso llamado “formación de clases”. Esto proporcionará un criterio porque querremos preguntar qué tan bien una estrategia facilita este proceso.
La idea clave aquí es que la clase trabajadora –la mayoría oprimida y explotada– no tiene en todo momento y lugar la capacidad real de desafiar a la poderosa clase dominante por el control de la sociedad. En un período en el que la lucha ha estado durante años en su punto más bajo -como en este país en tiempos recientes- las acciones poderosas contra los empleadores son pocas, la clase trabajadora está menos organizada y la conciencia radical no está muy extendida, la clase trabajadora en realidad no tienen la capacidad –el poder social– de deshacerse del capitalismo. Pero hay otros momentos y lugares en los que la clase trabajadora está en racha y se están produciendo grandes oleadas de huelgas, se están construyendo nuevos sindicatos y la solidaridad de clase está creciendo. Por ejemplo, en el período comprendido entre 1914 y 1921, un millón de trabajadores crearon nuevos sindicatos industriales fuera de la conservadora Federación Estadounidense del Trabajo. Había varios miles de huelgas cada año y la conciencia socialista se estaba extendiendo entre la clase trabajadora estadounidense. La afiliación sindical en Estados Unidos se duplicó en ese período. Nuevamente, entre 1933 y 1937 hubo otra gran ola de huelgas: miles de huelgas cada año y mil tomas de lugares de trabajo. En 1932, una encuesta reveló que una cuarta parte de la población de Estados Unidos pensaba que era necesaria una revolución. De 1930 a 1940, la afiliación sindical aumentó de 2 millones a 14 millones.
Estos son tipos de períodos en los que podemos ver la formación de clases en acción. La formación de clase es el proceso más o menos prolongado mediante el cual la clase trabajadora está desarrollando un apoyo mutuo más generalizado entre subgrupos, la conciencia y la confianza de clase están creciendo y la clase trabajadora está superando el fatalismo y las divisiones como largas líneas de raza o género, y organizativas. La fuerza está creciendo y existen vínculos de solidaridad más amplios y una mayor cohesión entre la mayoría oprimida y explotada.
Así, la clase trabajadora es formando en una alianza o “bloque contrahegemónico”, como lo llamó Gramsci, con el poder de hacer a un lado a las clases propietarias y administradoras, y asumir el control democrático de las industrias y la sociedad.
- El problema de la capa burocrática
Desde la Segunda Guerra Mundial, el proceso de formación de clases se ha visto bloqueado por dos acontecimientos. El cambio clave ha sido el intenso desarrollo de lo que yo llamo la “capa burocrática”: la capa de funcionarios y personal remunerados de los sindicatos, y los políticos profesionales y personal relacionado en la esfera de la política electoral.
Las personas que ocupan cargos en los sindicatos con el tiempo tienden a preocuparse por proteger la viabilidad legal y financiera de la organización. Esto los vuelve alérgicos a los altos niveles de conflicto con los empleadores capitalistas y el Estado. No se oponen totalmente a toda actividad disruptiva, como las huelgas. Necesitan cierto nivel de lucha para ganar influencia en las negociaciones con los empleadores. Pero tenderán a poner límites a esto.
Aquí debemos observar una característica de la situación laboral desde la Segunda Guerra Mundial que yo llamo la “jaula legal”. En esta era, los fallos judiciales y las leyes han declarado ilegales las formas más efectivas de acción de los trabajadores, como los piquetes masivos o las huelgas por agravios cuando un contrato está en vigor. Esto significa que el tipo de lucha de masas necesaria para reconstruir realmente el movimiento obrero –y ampliar el poder de los trabajadores– requerirá violar la ley. Y la capa burocrática se opondrá a esto debido a los riesgos para sus organizaciones y activos financieros. Además, las grandes acciones de huelga y las alianzas intersectoriales suponen mucho trabajo y los funcionarios remunerados no recibirán más dinero por hacerlo.
Problemas similares surgen en el campo de la política electoral. Los políticos profesionales y los think tanks de los partidos desconfiarán de la retórica radical y se opondrán a una perturbación más allá de cierto nivel por temor a ahuyentar los votos de la clase media y perder elecciones.
Y esta es mi conclusión: si queremos avanzar en el proceso de formación de clases, tenemos que seguir una estrategia que evite la dependencia de la capa burocrática. Y esta es una objeción fatal a depender de funcionarios sindicales burocráticos o de la política electoral para nuestro camino a seguir.
- Sindicalismo
Y aquí es donde el sindicalismo ofrece una solución. El sindicalismo propone una estrategia que evita la dependencia de las capas burocráticas de funcionarios sindicales remunerados y políticos profesionales.
El sindicalismo es una estrategia basada en formas de acción y organización no reformistas. Esto significa que proponemos construir sindicatos y otras organizaciones de lucha de masas que no pongan el control en manos de capas burocráticas remuneradas, sino que estén construidos para ser autogestionados por sus miembros. Una organización sindical autogestionada está controlada por los miembros mediante el papel central de las asambleas y la elección de delegados revocables, como un consejo de delegados sindicales. Esto ubica el liderazgo formal en el lugar de trabajo, para movilizar luchas y coordinar acciones sobre la resistencia día a día.
Para los lugares de trabajo donde los sindicatos burocratizados están arraigados, proponemos crear organizaciones de trabajadores independientes y paralelas que puedan seguir a los funcionarios y proponer cursos de acción: organizaciones como Railroad Workers United.
Cuando el método de acción se basa en la actividad directa de los trabajadores en conjunto, esto coloca a los trabajadores en control. Esto puede comenzar con una resistencia a pequeña escala en el lugar de trabajo, pero también puede escalar a huelgas de mayor escala, hasta llegar a una huelga general. Pero las huelgas generales no van a ocurrir “espontáneamente”. Están organizados y presuponen un fuerte desarrollo de la organización y la militancia de los trabajadores.
Otro aspecto de esto es el desarrollo de vínculos horizontales entre sindicatos, entre sectores y con otras organizaciones de movimientos sociales. El sindicalismo propone un sindicalismo de clase que se basa en vínculos horizontales entre sectores de la clase trabajadora en una región, de modo que los trabajadores no estén simplemente vinculados por estar sujetos a la misma burocracia superior, como en los sindicatos AFL-CIO.
El objetivo es desarrollar una alianza de movimiento social de clase en la que la clase trabajadora se forme en un “bloque contrahegemónico” con el poder de transformar la sociedad y hacer a un lado a las clases propietarias y administradoras.
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