Me asquea cada vez que los políticos o figuras públicas estadounidenses rinden homenaje al AIPAC. Una y otra vez quieren mostrar sus credenciales de antipalestinos y, en el caso del vicepresidente Biden, de querer volver a plantear la posibilidad de una guerra con Irán.
¿Necesitamos recordarle al vicepresidente Biden que incluso el ejército estadounidense ha advertido que una guerra con Irán sería peor que una tontería? Sería desastroso. ¿Necesitamos recordarle al vicepresidente Biden que la única potencia nuclear en Medio Oriente es Israel?
La administración Obama, a pesar de la presión de Israel, no ha lanzado un ataque militar contra Irán. Está bien. Pero todo el planteamiento del asunto nuclear iraní como un intento de Irán de poseer armas nucleares sigue estando basado en especulaciones. Ir a la guerra basándose en especulaciones no es una gran idea... Ups, así es, eso es lo que hizo Estados Unidos al atacar Irak.
La antipatía de Estados Unidos hacia Irán es bastante sorprendente a la luz del hecho de que los iraníes apoyaron la invasión estadounidense de Afganistán y no se opusieron a la invasión estadounidense de Irak. No sé si los iraníes supusieron que, gracias a ello, Estados Unidos no los miraría con hostilidad. Si ese era su cálculo, estaban tan equivocados como lo estaba Saddam Hussein al suponer que su relación con Estados Unidos en los años 1980 le daría a Irak un pase para invadir Kuwait en 1990. Semejantes relaciones no tienen consecuencias duraderas para Estados Unidos.
La peregrinación de Biden al AIPAC es aún más exasperante por lo que dice, una y otra vez, a los palestinos. El gobierno israelí puede seguir ampliando los asentamientos, violando las resoluciones de las Naciones Unidas y el derecho internacional y, sin embargo, los palestinos son los que reciben el tiro.
Biden y otros miembros de la élite seguirán halagando al AIPAC y al gobierno israelí hasta que haya que pagar un precio político. Con la Semana del Apartheid Israelí conmemorada esta semana en los EE.UU., y con otros eventos durante el transcurso de marzo, éste es un momento tan bueno como cualquier otro para que aquellos con conciencia rechacen el apoyo cínico e incondicional del gobierno israelí en su postura hacia los palestinos y su patrioterismo hacia Irán. También es hora de que nosotros aquí en los EE.UU. insistamos en que no debemos ser un depósito de suministros para las ambiciones del gobierno israelí y sus organizaciones fachada en los EE.UU.
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