Desde 1959, Cuba ha desempeñado un importante papel mundial, toda una hazaña para una nación de cinco millones de habitantes (actualmente tiene 5 millones). Los cubanos han mostrado sus valores, compromiso y solidaridad al enfrentar las secuelas de los desastres naturales en todo el mundo.
Entre 1960 y 2011, Cuba envió 45 brigadas médicas a 30 países. De 1963 a 2010, 135,000 profesionales de la salud cubanos trabajaron en 108 países. Actualmente, 80 países reciben los servicios de salud de 38,000 “internacionalistas” cubanos.
Los paquistaníes que sufren recordarán durante mucho tiempo a sus médicos cubanos. El terremoto de Cachemira de octubre de 2005 mató a 75,000 personas, hirió a 100,000 y dejó a más de 3 millones sin hogar. Aunque el equipo de ayuda médica de Cuba no hablaba urdu, los médicos, enfermeras y técnicos del recién formado Equipo Internacional Henry Reeve de Médicos Especialistas en Desastres y Epidemias (creado después del huracán Katrina) llegaron a la región afectada seis días después del terremoto.
Respondiendo a las necesidades críticas en las zonas devastadas, el equipo cubano prestó servicios que iban desde el tratamiento de pacientes agudos hasta “establecer o restablecer instalaciones de salud pública destruidas” por los temblores masivos.
De manera similar, en 1998, los equipos médicos cubanos reaccionaron enviando equipos de ayuda médica después de que un poderoso huracán arrasara la costa de Honduras. Los médicos y profesionales médicos cubanos en el Caribe, los Andes, África, Asia y Medio Oriente han salvado miles de vidas, han tratado a 3 millones de personas, han realizado 20,000 cirugías y han dado a luz a más de mil bebés, sin honorarios ni condiciones. .
Sus brigadas de alfabetización han capacitado con éxito a millones de adultos en todo el mundo. En las décadas de 1970 y 1980, los cubanos también dieron su vida luchando por la independencia de Angola y Namibia contra las fuerzas del apartheid sudafricano.
Estos actos de buena voluntad representaron más que un impulso revolucionario. Desde el principio, esta extensión se convirtió en parte de la estrategia de supervivencia de Cuba. Durante décadas, construyó buena voluntad, muy necesaria después del colapso de los soviéticos, para defenderse de los intentos de Estados Unidos de aislarlo.
En 1991, cuando sus socios soviéticos desaparecieron y Cuba estaba sumida en el caos económico, la necesidad obligó a sus líderes a adoptar una estrategia de autosuficiencia respetuosa con el medio ambiente. Sin petróleo barato y maquinaria soviética pesada, fertilizantes químicos y pesticidas, ¿cómo podría Cuba cultivar alimentos y forjar una economía viable?
La producción de alimentos se convirtió no sólo en el foco nacional, sino en un lugar a partir del cual se desarrolló un “laboratorio nacional en agricultura orgánica”. (“Cuba va contra la corriente”, Oxfam América, 1 de junio de 2001)
Surgieron huertos urbanos; Los bueyes reaparecieron en lugar de los tractores. La agricultura a pequeña escala reemplazó a las grandes unidades y los agricultores aprendieron a utilizar fertilizantes verdes y controles de plagas, compostaje masivo y humus de lombriz.
La caída radical del suministro de petróleo provocó un tráfico masivo de bicicletas. La sociedad se movilizó para reciclar; las nuevas bombillas alcanzaron una mayor eficiencia. También comenzó el desarrollo de la energía eólica.
A medida que desapareció el bloque soviético, el capitalismo de casino neoliberal aumentó la producción, pero también los niveles mundiales de contaminación y desigualdad social. Como resultado, el socialismo ambiental comenzó a aparecer como el nuevo enemigo del capitalismo. Cuba reivindicó, nuevamente, su papel de portavoz de las pequeñas naciones del tercer mundo y especialmente de las islas. Al igual que Cuba, estas islas pobres y naciones costeras enfrentaron el aumento del nivel del mar. Irónicamente, estos países contribuyen con menos del 1% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En la primera década del siglo XXI, mientras se gestaba la crisis capitalista mundial (los pobres del tercer mundo fueron los más afectados), dramáticas catástrofes ambientales también causaron estragos. (Las “Causas naturales: Essays in Ecoological Marxism” de James O'Connor, Guilford, 21 y “Capitalism vs. the Climate” de Naomi Klein, The Nation, 1997 de noviembre de 9, mostraron la naturaleza entrelazada de la crisis ecológica y la crisis económica capitalista. .)
En 1992, Fidel Castro había advertido en una Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Brasil: “Las sociedades de consumo son fundamentalmente culpables de la terrible destrucción del medio ambiente. Los bosques desaparecieron, los desiertos se hicieron más grandes; miles de millones de acres fértiles descienden al océano y numerosas especies se extinguen”.
Pero, imploró Fidel, “esto no se puede resolver bloqueando el desarrollo de quienes más lo necesitan”. En cambio, argumentó, salvar a la humanidad de la destrucción requiere una mejor distribución planetaria de los recursos y la tecnología disponible”.
Al pedir “un orden internacional nuevo y más justo que utilice la ciencia para sostener el desarrollo sin contaminación”, puede haber insinuado el papel futuro de Cuba.
A partir de 1959, los revolucionarios cubanos comenzaron a extender su revolución a otros pueblos poscoloniales. De hecho, la supervivencia de la nueva nación dependía de su capacidad para tomar iniciativas internacionales. Desde 1991, la necesidad ha llevado a Cuba a tomar conciencia ambiental.
¿Podrá Cuba en 2012 emprender la misión de salvación planetaria, de enfrentar el clima (literalmente) de los tiempos? Su población educada e históricamente consciente –aprendiendo de su propio descuido ambiental, como permitir la contaminación del puerto de La Habana– experimentada en el internacionalismo, no dudará en experimentar.
El gobierno estadounidense, los medios de comunicación y su oposición “disidente” en Cuba trivializan los intentos de lograr objetivos trascendentes. Desvían la atención hacia aquellos que supuestamente murieron en huelgas de hambre o mujeres vestidas de blanco, lo que distrae exitosamente la atención del público extranjero.
Muchos cubanos entienden que el verdadero problema tiene poco que ver con estas distracciones y requiere una nueva fórmula para una vida armoniosa (sostenible) –las personas y la naturaleza– en los angustiosos años venideros.
Debido a que Cuba es una reserva ambiental tan importante y un tesoro escondido de diversas especies de plantas y animales, el Smithsonian calificó a la isla como una "superpotencia biológica" del Caribe. Además, el “Tulane Environmental Law Journal” calificó a Cuba como modelo mundial en gestión costera y marina. (Número de verano de 2003 dedicado al medio ambiente de Cuba).
Los líderes cubanos podrían utilizar esta base ambiental para articular una misión nueva y vital, organizarse para el bienestar de la Tierra y la supervivencia de la humanidad. Los cubanos podrían incluso dar la bienvenida a “internacionalistas” verdes de todas partes para que trabajen con ellos hacia esa valiosa meta.
POR FAVOR, EL VERDADERO TERRORISTA SE LEVANTARÁ, de Saúl Landau, disponible en DVD en [email protected] juega en Smith College el 16 de febrero a las 7 p.m. Counterpunch publicó su MUNDO BUSH & BOTOX
Nelson P. Valdés es profesor emérito de Sociología de la Universidad de Nuevo México y director del Proyecto Cuba-L.
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