Porto Alegre, enero 23 de 2003

El agravamiento de la situación de Colombia tiene como base la conjunción de la actual crisis económica internacional con el sistema histórico de dominación que rige en el país. Generalmente se olvida el factor externo de la violencia, el clima actual de guerra en el mundo y más comunmente se olvida la garn fuerya de paz que es la lucha del movimiento socuial colombiano contra el sistema histórico de dominación.

El deterioro creciente de la situación colombian tiene un contexto internacional, cuya raíz y motor es la crisis económica mundial. Sepamos que las acciones de las empresas de alta tecnología han perdido el 70 por ciento de su precio en la bolsa de nueva York en apenas tres años. Es una enorme pérdida para los inversionistas. Las acciones en general han bajado de precio un promedio del 30 por ciento en el mismo período. La guerra y, ligada con ella, la necesidad de expansión económica de las economías centrales, son el camino fundamental que históricamente ha seguido el proyecto de recuperación económica de crisis mundiales como la actual. 

La guerra es entonces una “necesidad” del actual modelo económico. El objetivo inmediato es la captura de los centros productores de petróleo y otras fuentes de energía, ya que se percibe el alza de precios de petróleo como un agravante de la crisis y su reducción como una solución en el corto plazo. La crisis energética es una constante internacional y se extiende no solamente al campopetrolero sino a la generación de energía electrica, campo en el cual Estados Unidos afronta una situación especialmente difícil tras las maniobras especulativas de las grandes empresas privadas del ramo.

En el largo plazo la expansión económica a nuevos territorios es fundamental. Para América Latina esto significa la imposición del ALCA y de diversos tratados de “libre comercio”, que además de ser altamente lesivos para la agricultura latinoamericana debido a los altos subsidios de que gozan los grandes exportadores de Estados Unidos, son tratados que tienen que ver más que con el comercio, con las inversiones, laextraccián de recursos naturales y megaproyectos que se extienden por el continente. 

Los territorios

América Latina tiene entonces una gran importancia en la perspectiva de la estartegia de Estados Unidos para mantener su actual modelo económico. Es necesario dominar sus territorios. Una comunidad puede estar sentenciada por un proyecto de inversión que ni siquiera conoce, pero que lleva años gestándose en las oficinas de las trasnacionales y sus socios. Esto es posible porque la democracia representativa aleja de los centros de planificación y decisión a las comunidades, cuyos integrantes deben limitarse a votar cada determinado tiempo por unos supuestos mandatarios y representantes elegidos, mientras desconocen todo el funcionamiento de los centros reales de poder.

Para las trasnacionales la tierra es una mercancía incorporable a sus inversiones, para las comunidades, la tierra es su vida. Son dos enfoques. Las comunidades deberían tener la opción para hacer valer el suyo, pero generalmente van a la saga, limitándose a resistir a posteriori, cuando los hechos se atropellan sobre ellas. 

Colombia está en el nudo de los megaproyectos e inversiones continentales integrantes del Plan Puebla-Panamá PPP, el Canal Atrato-San Miguel (y/o Atrato-Truandó) y la Iniciativa de Integración de la infraestructura Regional de Sur América IIRSA. Estos complejos que unirán América Latina con Estados Unidos, interconectarán desde las carreteras y vías fluviales hasta las redes eléctricas. Si las mercancías norteamericanas se derramarán por Suramérica, el petróleo, el gas, la electricidad, los recursos genéticos y especies tropicales fluirán en sentido inverso.

El sector agropecuario es condenando a muerte mediante la libertad de importaciones con excepción de algunas plantaciones como las de palma africana (cuya extensión interesa a las trasnacionales para saturar el mercado mundial de aceite como antes lo con el de café) y, por supuesto, de los cultivos transgénicos controlados por la respectiva transnacional.

Colombia tiene un sistema histórico en el cual los latifundistas han desplazado periódicamente a los indígenas y campesinos para expandir sus latifundios. Algunos creen que esto empezó con el narcotráfico, pero no es así. Entre 1946 y 1958 con el pretexto de la guerra entre lconservadores y liberales, 2 millones de campesinos fueron desplazados de sus tierras, 200 mil asesinandos, mientras se expandían las plantaciones de caña de azúcar, la producción de algodón se multiplicaba por cinco y la economía del café estaba en plena bonanza. 

Ahora la concentración de la propiedad de la tierra en las manos de 5 mil latifundistas ya no tiene como fin principal la producción agropecuaria. El objetivo fundamental es hoy la mera especulación con el precio de la tierra, que irá al alza gracias a los proyectos de inversión trasnacional o estatal.

El Magdalena Medio fue el área piloto de este tipo de desplazamiento a raíz de la construcción de llamada “Carretera de la Paz” en los años 80. Este modelo se aplicó después y se sigue aplicando en las áreas estratégicas: Atrato, río Meta, Putumayo, futura carretera Urabá-Venezuela, proyectos hidroeléctricos y zonas petroleras.

El canal interoceánico Atrato-Truandó (variante escogida por el estado colombiano) y/o Atrato-Cacarica-San Miguel (variante propuesta y preferida por Estados Unidos) es la conexión del PPP y el IIRSA, un proyecto estratégico de alto calado y en torno a él la violencia golpea a los afrodescendientes, indígenas y demás pueblos del Chocó y ahora a los indígenas Kuna (Tule) de Panamá. La titulación colectiva para las comunidades es una carrera contrarreloj frente al desplazamiento. 

El río Meta tiene un destacado papel en un proyecto de origen japonés que ahora hace parte de IIRSA y que busca llevar la carga de Bogotá hasta el Orinoco y de ahí al Océano Atlántico o al Amazonas. Los planes oficiales se proponen privatizar el río y proyectan el puerto sobre el resguardo indígena achagua, uno de los pocos lotes que los grandes propietarios no han dominado.

El Putumayo, cuyo territorio está cuadriculado por los lotes petroleros, es la salida noroccidental del eje fluvial Amazonas-Río de la Plata, que comunicará mediante canales y drenados ese departamento con Buenos Aires, Montevideo y la desembocadura del Amazonas y mediante una autopista con la costa Pacífica. Es el proyecto más ambicioso de la IIRSA.

Antioquia además de convertirse como el Cesar en paso estratégico entre Venezuela Urabá, el nuevo canal y el Pacífico, está en el área de mayor generación y potencialidad de generación eléctrica rápidamente interconectable con América central y Norteamérica gracias al PPP. Actualmente se proyecta en Antioquia la construcción de la más grande de las represas, Pescadero-Ituango. Casanare tiene el mayor campo petrolero en explotación.

Un estudio de la Contraloría General de la Nación identificó al occidente colombiano como la región de más alta concentración de la propiedad rural y al Valle del Cauca como el departamento donde más se incrementó entre 1985 y 1996. También observó una concentración alta en Antioquia, Sucre y Cesar. El estudio de Claudia Rincón sobre el catastro detectó que el proceso de concentración entre fue mayor en Cesar, Bolívar, Valle, Quindío, Caquetá y Putumayo; en tanto que las Encuestas Agropecuarias del Dane identificaron procesos de concentración de las explotaciones agropecuarias en Meta, Casanare y Chocó.

Lo más grave está en que los megaproyectos hasta ahora comienzan y la violencia creciente en Colombia puede ser motor de mayores desplazamientos masivos.

No se trata de proyectos de inversión aislados sino de la infraestructura del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas ALCA, cuya vigencia espera establecer Estados Unidos el 2005. El tratado norteamericano que lo precedió, el NAFTA por su siglas en inglés, impuso a México, previo a su ingreso, la eliminación de la inalienabilidad de la tierras comunales y los ejidos, que estaba reconocida por la Constitución de 1917. La respuesta fue la insurrección zapatista en Chiapas y una serie de luchas en otras partes del país, como la que culminó con la victoria de los campesinos de San Salvador de Atenco contra el intento de expropiar su ejido para construir un nuevo aeropuerto internacional. 

Los campesinos de Atenco se negaron a recibir una indemnización por sus tierras. “La tierra es permanente, el dinero se esfuma”, era su consigna. Los inversionistas debieron resignarse. En Colombia se aplasta con violencia luchas como la de Atenco, pero los indígenas Embera-Katío contra la represa de Urrá y los U’wa contra la explotación petrolera han marcado la pauta de la resistencia.

Los campesinos colombianos han comenzado a reclamar también el derecho a la tierra, que desde el punto de vista de la comunidad rural no es solamente el derecho a un lote o parcela sino a un territorio, que incluye el medio ambiente, los ecosistemas y las relaciones políticas y culturales con el espacio. Este derecho nace de la existencia misma de las comunidades rurales para las cuales la tierra es el espacio para la subsistencia física, social y cultural. 

La Constitución colombiana en el artículo 64 dice que “el Estado promoverá el acceso a la propiedad de la tierra de los trabajadores agrarios, en forma individual o asociativa”. Es una tímida declaración de un derecho sobre la tierra, es decir a la propiedad privada individual o asociativa de los campesinos. Pero el derecho a la tierra no es lo mismo que el derecho sobre la tierra o propiedad privada de ella.

En el caso de los campesinos, la Constitución concibe la tierra a la manera de los recetarios, como un ingrediente de una pequeña empresa, al que hay que añadir “educación, salud, vivienda, seguridad social, recreación, crédito, comunicaciones, comercialización de los productos, asistencia técnica y empresarial”. 

Pero, como enseñan los indígenas, la tierra es la madre y es el cimiento sobre el cual se construyen los derechos de la comunidad rural. No solamente el derecho a la subsistencia física, sino los derechos políticos y culturales.

Hoy, así como los pueblos indígenas han optado por la propiedad colectiva de los resguardos y conquistado su inalienabilidad y las comunidades afrocolombianas avanzan en la titulación colectiva, los campesinos han comenzado a exigir titulaciones protegidas. Lograron que se estableciera en la ley la figura de las reservas campesinas, de las cuales ya han sido constituidas seis y se encuentra en proceso de constitución adelantado otra y varias en diversas etapas del trámite. La movilización campesina del 16 de septiembre de 2002 exigió la inalienabilidad de las reservas campesinas.

En contravía de las exigencias campesinas, el Banco Mundial aprobó en el 2002 un crédito de US$ 32 millones para el “Proyecto de respaldo a asociaciones productivas” entre las comunidades rurales y el “sector privado. Según sus autores tiene un costo de US $ 52,32 millones y las organizaciones pequeños agricultores podrán acceder a los mercados estableciendo una asociación con empresas privadas y “las empresas agroindustriales tendrán la oportunidad de expandir las actividades de procesamiento de alimentos al asegurar su abastecimiento de parte de los pequeños productores”. Estas “alianzas estratégicas” son priorizadas por el actual gobierno.

Se han preseleccionado ocho zonas: cinco de dominio de grupos paramilitares (Urabá, Córdoba-Sucre, Cesar, Magdalena Medio y centro-norte del Meta; una zona donde hay expansión de esos grupos (oriente de Caldas – norte del Tolima – noroccidente de Cundinamarca) y dos zonas afectadas por la importaciõn de alimentos, Huila y la zona fría de Boyacá. 

Este proyecto es una realización del Plan Colombia, que desde antes planteó expandir el cultivo de palma mediante “alianzas”, especialmente en Putumayo y la banda occidental del Magdalena Medio. Allí la expansión de la palma y otras plantaciones (caucho y cacao) se impone como parte de las acciones de fumigación de cultivos ilegales, sustitución de cultivos y subordinación de los colonos productores de coca a la gran propiedad. El proyecto de palma es una parte subsidiaria del dominio de áreas estratégicas y el proceso de guerra se interrelaciona con él.

Tres de las zonas priorizadas por el Banco: Meta, Magdalena Medio oriental y Cesar, son las principales zonas productoras de palma africana. Este es un cultivo de gran propiedad y de hecho una tercera parte está en fincas de más de 2000 hectáreas y otra tercera parte en fincas de entre 500 y 2000 hectáreas. Las tres zonas seleccionadas registran el mayor número y extensión de grandes fincas. La ecuación paramilitares-gran propiedad- palma-alianzas esté en medio de la dinámica del programa, que se correlaciona con la situación de guerra, violencia y relatifundización y subsidia a los grandes propietarios en un momento de dificultades del mercado.

Como afirma la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra. (ACVC), estas plantaciones son “un triste ejemplo del cóctel de latifundismo con aspiraciones de eficiencia… Los nuevos señores feudales plantean las alianzas productivas que no son otra cosa que la aparcería maquillada. Las alianzas son el remedio legal para eludir las obligaciones con los trabajadores agrarios desposeídos. Al volver ‘socio’ al trabajador, el latifundista ahorra en jornales y elimina las horas extras y las prestaciones sociales. La clase propietaria considera que la administración de las alianzas deben conservarla ellos ‘dada su experiencia’… En realidad se trata de contar con una oferta de materia prima permanente”. 

La mayor oferta de materia prima beneficia a las transnacionales comercializadoras del aceite al saturar el mercado mundial. En Malasia, mientras las cosechas se incrementaron en 30 % entre septiembre y octubre del 2000, el precio bajó durante todo el año, hasta alcanzar en octube un 40% menos lo que se había cotizado el producto en enero. A fines del mes de mayo de 2001, muchos productores malasios se vieron obligados a quemar la fruta madura “porque es demasiado costoso trasladar el producto” . Sobre el ambiente, el daño es irremediable y ya se han documentado casos al respecto en Colombia, en Tumaco , siendo dramáticas en este campo las experiencias de Indonesia y Malasia . 

En esta situación de agresión contra sus territorios, la organización masiva de las comunidades será la garantía para la resistencia. La violencia es el obstáculo número uno. Es necesario conquistar y defender normas que reconocen los derechos de las comunidades, especialmente la inalienabilidad de las tierras. Esta resistencia hace parte del gran movimiento que en Latinoamérica lucha contra el ALCA y por transformar su sociedad en beneficio de sus pueblos.

Petróleo y guerra

A esta perspectiva de largo plazo que une el sistema histórico de dominanción y la imposición de la infraestructura y estructura del ALCA, se agrega en este momento la perspectiva petrolera de corto y mediano plazo. En esta situación las reservas petroleras de Colombia aparecen como un buen bocado, aunque no sean ni lejanamente comparables a las de Venezuela. Las reservas de Colombia son importantes y hasta ahora cuidadosamente conservadas para un mejor momento, que parece haber llegado, por el alza de los precios y en la medida en que los tres últimos Gobiernos han destruído todas las defensas del país frente a las transnacionales.

Durante la discusión del Plan en el Congreso de Estados Unidos, los senadores Dewine, Grasseley y Coverdell urgieron a Colombia dar prioridad a la industria del petróleo. La aprobación dee sa enmienda ni siquiera fue necesaria porque desde 1999 Colombia ha aumentado rápidamente los contratos de exploración y explotación petrolera, especialmente con empresas estadounidenses, canadienses y británicas: BP-Amoco, Chevron-Texaco, Shell, Exxon, Canadian Oxy, Talisman and Alberta Energy. Impresiona mirar el loteo en los mapas de Ecopetrol. La llamada “Ronda 2000” completa el reparto, del cual solamente restan por distribuir, la cuenca del Pacífico, considerada por Estados Unidos como reserva especial para contingencies militares y la del suroriente amazónico.

En torno al Plan Colombia se orquestó el más extremo listado de ofertas hechas realidad a favor de las transnacionales petroleras a cambio del sostenimiento de los gamonales colombianos. Si antes, el Gobierno Samper obtuvo el más decidido apoyo público de las petroleras frente a la crisis que vivió por el proceso 8.000, a cambio de entregarles prebenda tras prebenda, ahora el gobierno Pastrana les ha dado todo, por la migaja de 900 millones de dólares que Estados Unidos dará para la guerra y de lo que espera recibir de Europa.

En Octubre de 1999, el entonces presidente de Colombia Andrés Pastrana se reunió en Houston (Texas) con los ejecutivos de las principales compañías de petróleo y electricidad de Estados Unidos, coordinadas por el entonces gobernador de Texas, George W. Bush. Pastrana les prometió mayores concesiones para la exploración de gas y petróleo y la continuidad de las privatizaciones en el sector eléctrico, parte del cual ya es propiedad de una de las empresas representadas, la Reliant Energy. Estaban allí también, la Enron, propietaria principal de las redes de gas domiciliario en Colombia y todas las grandes del negocio petrolero.

El entonces presidente Pastrana declaró el 11 de febrero de 2000 en el “Congreso de Calidad” de los empresarios en Cali, que Colombia hará una reforma constitucional para dar más libertad a la inversión extranjera y para poder afiliarse al NAFTA, tratado de libre comercio con Estados Unidos, Canadá y México.

Pero la perspectiva petroelra va mucho más allá de Colombia. El 10 de abril de 2000 el senador Coverdell escribió en el Washington Post que la intervención militar de Esrados Unidos en Colombia se justifica no sólo por la situación colombiana, sino para “controlar a Venezuela” que siendo el principal proveedor de petróleo en el hemisferio occidental, tiene sin embargo un gobierno no controlado por Estados Unidos. Coverdell agregá que también debe controlarse a Ecuador que siendo también productor de petróleo tiene un movimineto indígena fuerte. Según este senador, si Estados Unidos hace la guerra en Irak, que está tan lejos, con mayor razón debe intervenir en Venezuela, Colombia y Ecuador que están en su “patio trasero”.

El Plan Colombia entonces se ha convertido en “Iniciativa Andina” con bases en manta (Ecuador) y en las Antillas Holandesas (Aruba y Curazao) a pocos metros de Venezuela y cerca de los yaciminetos de gas de la Guajira colombiana que la nortemericana Texaco-Chevron ha aceptado compartir con la holandesa Shell y de los yacimientos de carbón que la Exxon-Mobil comparte con la Billiton, empresa minera hija de la Shell.

Lo que se veía venir contra veneyuela se hizo realidad en el 2002 con el intento de golpe de estado del 11 de abril, dos meses después d ela visita de la asesora del senador De Wine y de los asesores de otros congresistas que anunciaron un plan de “salida” para Venezuela. La agresión contra ese país adquirió un caracter de guerra cuando a raíz del cierre patronal, los gerentes y parte del personal administractivo y técnico de la empresa petrolera la cerró y produjo un enorme sabotaje comparable a un ataque con misiles. Los daños que se calculan en 4 mil millones de dólares incluyeron el ataque desde los sistemas automáticos de computación controlados por la transnacional S.A.I.C. cuyos ejecutivos son exdirectores de la CIA y de la Agencia nacional de Seguridad de Estados Unidos.

El gobierno venezolano de Hugo Chávez recientemente ha sido líder de la OPEP para regular el Mercado de los combustibles en favor de los exportadores. La nueva administración de Venezuela, con una renovada y amplia mayoría electoral, ha aplicado importantes reformas políticas y comienza a impulsar reformas sociales y económicas. A la vez ha impulsado un acuerdo para producción y distribución de petróleo con Brasil. Por otra parte Venezuela estaba entregando petroleo y otros combustibles a bajos precios a todos los países de Centroamérica y el Caribe, estableciendo una nueva alianza económica regional caribeña. Para completar Chávez ha impulsado un proceso de reformas sociales internas que incluyen una reforma agraria (moderada por cierto), pesquera, bancaria y petrolera.

Los ataques que hoy se hacen contra el gobierno de Cháveyz podrían mañana extenderse a los gobiernos de Ecuador y Brasil. En abril de 2001 los asesores del presidente Bush recomendaron “hacer de Brasil un amigo como en 1964”. La buena idea de la “amistad” se une sin embargo a la mala idea del golpe de 1964. Estados Unidos desarrolla además de la Iniciativa Andina, los programas llamados “Nuevos Horizontes” en virtud de los cuales ha instalado tropas en Parguay, lo que le eprmite controlar no sólo el proceso brasileño, sino las luchas campesinas del propio Paraguay que recientemente han derrotado la privatización de los teléfonos, el gran proceso de lucha social argentino y los levantamientos indígenas de Bolivia.

En realidad se utiliza el pretexto de la situación colombiana para instrumentar una intervención miltar que asegure no sólo la perspectiva petrolera inmediata sino la vigencia del ALCA, en contra de las luchas pacíficas de los pueblos latinoamericanos.

El supuesto objetivo principal del Plan Colombia es la destrucción de los cultivos ilegales mediante las fumigaciones, pero, la verdad es que las fumigaciones, lejos de haber destruido los cultivos ilegales, aumentaron el área sembrada de coca y amapola. La razón de este fenómeno es bien sencilla: esta es la única forma de subsistir para miles de campesinos y jornaleros. La liberalización de la economía y la apertura a las importaciones, bajo el mandato de los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio OMC, ha causado la decadencia de la agricultura colombiana, a tal punto que el área sembrada en cultivos legales se redujo en más de un millón de hectáreas y las importaciones de alimentos e aumentaron en 700 por ciento en los últimos 10 años. ¡Colombia importa hoy café para su consumo interno porque la cosecha bajó de 16 a 10 millones de sacos. Parte de la gente que cultivaba y recolectaba las cosechas legales, ahora cultiva y cosecha coca y amapola.

El Plan Colombia tiene como objetivo específico fortalecer la aplicación de las disposiciones de la Organización Mundial de Comercio y esta es la mejor vía para continuar la expansión de los cultivos de coca y amapola. El campesino cuya parcela es fumigada vende su tierra a un narcotraficante u otro terrateniente y no tiene otra oportunidad más que ir a tumbar más selva, más lejos, para hacer más cultivos ilegales, dado que por la política de libre comercio los cultivos legales no son 
rentables.

Al internarse en la selva, los costos de producción del campesino aumentan y entonces para mantener el ingreso mínimo de subsistencia el campesino debe cultivar más. Si antes se sostenía, por ejemplo, con 3 hectáreas de coca, ahora debe sembrar 5, trabajar más y destruir más selva si quiere sobrevivir. 

Las fumigaciones son entonces una nueva edición del sistema histórico colombianos, mediante el cual los latifundistas le quitan la tierra a los campesinos, indígenas y afrocolombianos y los envían más y más lejos en la selva, lo cual siginfica llegar a la frontera del Brasil donde “justificando” la intervención norteamericana en la Amazonia, según la ha pedido ya el presidente Uribe con el pretexto de combatir el narcotráfico, pero realmente para imponer el cerco por el norte a Brasil. 

El movimiento social colombiano tiene la enorme carga de enfrentar este plan militarista mediante su resistencia civil, en la cula pone todos los días la vida de sus activistas. 160 dirigentes sindicales asesinados el año pasado, el 80 por ciento de los sindicalistas asesinados en el mundo los últimos tres años. Los sindicalistas petroleros (110 asesinados en 15 años), los de la electricidad, la salud, las empresas de Cali, se resisten pacíficamente a las privatizaciones. En un informe del FMI se decía hace tres años que había que “romperle el espinazo” a l sindicato de maestros y ahora es el que más asesinados registra.

Los campesinos, afrocolombianos e indígenas resisten también. Sus organiyaciones de masas que hacen una lucha pacífica tienen una perspectiva territorial. Ese movimienot social cuya lucha y víctimas son ignoradas por los medios de comunicación tienen en sus reivindicaciones el programa para la paz de Colombia y son el obstáculo principal de los planes de guerra. 

La Burbuja y la Flota

El equipo económico del Gobierno del presidente de Colombia Uribe Vélez, propuso y logró en diciembre del 2002 una aumento de 16 mil millones de dólares en el cupo de endeudamiento externo del estado central, es decir un incremento de 80 por ciento, que puede aumentar el total de la deuda externa colombiana hasta en 42 %.

El endeudamiento y el aumento de todo tipo de impuestos son las cartas para sostener el funcionamiento del estado, especialmente el gasto militar, para hacer clientelismo político y desde luego ¡para pagar deudas!. El gobierno colombiano hace esta apuesta en moentos en que utiliza el 85 % de las nuevas captaciones para pagar deudas viejas, el 82% de los impuestos se dedica a pagar deudas internas y externas y la deuda externa há llegado a representar el 63 % del producto bruto (PIB) anual del país.

Los organismos internacionales de crédito han acudido presurosos a llenar la mayoría del nuevo cupo de endeudamiento: el Banco Mundial prestará 3 mil 300 millones de dólares, el Fondo Monetario Internacional 2 mil millones, el Banco Interamericano de Desarrollo otros 2 mil millones y la Corporación Andina de Fomento 3 mil 400 millones. Tanta “generosidad” presupone una decsión política de apoyar los planes militares de Uribe y tratar de mantener cierta estabilidad del régimen. 

La otra parte del endeudamiento se copará con bonos a tres años en el mercado “libre” que pagan altos intereses y que será neceario pagar a fines del 2005. Como habrá que pagarlos, la reforma tributario tiene como ciertos medicamentos un alza inmediata de impuestos y otra de acción retardada, que se concretrá en el 2005.

La catarata de nuevos impuestos se incició con el especial para la guerra del 1,2 % de los patrimonios altos. Se suponía que este impuesto se cobraría una vez, pero ya se habla de la posibilidad de volverlo a aplicar en dos años si la guerra así lo exige. Para ganar sus apuestas Uribe necesita una victoria militar rápida contra la guerrilla, lo que en las condiciones colombianas equivale a jugar todo a nada al seis seis seis. Si los dados dan cualquier otra cifra, Uribe pierde (¿y cae?).

Otro aumento del impuesto de renta y el peor de todos el aumento del impuesto a las ventas (IVA) que ahora incluye artículos de primera necesiadad y alimentos y se extenderá a todos los alimentos en el 2005. El incremento del IVA ya causa un aumento de los precios de la canasta familiar que el gobierno se apresura a atribuir a “especuladores” y a “liquidaciones equivocadas del impuesto”, en una maniobra de distracción para tratar de evitar las protestas crecientes. 

Para los empresarios el gobierno há dado una cuantiosa compensación: una reforma laboral que ahorrará al conjunto de los patronos 2 mil 800 millones de dólares al año, a costa de los trabajadores, por supuesto. Esta medida se justifica con la necesidad de crear empleos, pero a la vez que permite al empleador utilizar al mismo trabajador en jornadas más largas sin pagar recargo por horas nocturnas, el gobierno despedirá inmediatamente por lo menos a 10 mil trabajadores del estado y dejará sin cubrir 30 mil plazas de personal que tiene cumplido el tiempo de jubilación y que pensionará obligatoriamente. A esta cuota de despidos espera añadir outra, diferida a la aprobación de un referendo que entre otras medidas pretende supresión de organismos de control público, que como las personerías de las ciudades, al dejar de existir, ya no podrán ejercer vigilancia sobre los alcaldes, policías y empresas de servicio público privatizadas.

Todo este juego de apuestas irresponsables produce de todos modos unos resultados rentables a corto plazo. Se infla una burbuja económica y otra política. La llegada intempestiva de dólares de los créditos, en un país que no há dejado de recibir ni un minuto los dólares del narcotráfico, reactiva momentáneamente la economía e infla súbitamente los precios de las acciones en la Bolsa de Colombia.

La burbuja política se llena con las expectativas de contratos del estado y programas clientelistas, que pueden llenar las arcas y las urnas de los políticos. Producen dividendos políticos a corto plazo los contratos de compras militares, los programas de plantaciones subsidiadas de palma africana y la reedición de los exitosos a corto plazo y fracasados históricamente programas de vivienda a lo Lauchlin Currie, que respetan tanto a los terratenientes urbanos, como a los bancos, a los que ahora el estado pagará los excesos de intereses de sus deficitarios presupuestos. De hecho la mayoría del liberalismo serpista exopositor, encabezado por su líder y por su ala terrateniente, ha corrido a aprobar los proyectos del gobierno.

Pero esta burbuja amenaza com reventarse si los dados no marcan el seis seis seis. Por ello Uribe apunta a su reforma política cuya meta final es aplastar la protesta y el movimiento popular. El primer paso es el referendo com el cual se espera hacer las primeras modificciones reaccionarias a la constitución. El movimiento social se há unido para llamar a abstenerse en la votación y causar la nulidad del referendo. El gobierno fue derrotado al tratar de imponer en el Congreso una reforma previa para dar facultades judiciales a los militares. Una serie de reformas constitucionales posteriores pretenderían restringir derechos democráticos incluida la supreción de la acción judicial de tutela para defender prontamnte derechos fundamentales colectivos, ambientales, económicos, sociales o culturales.

Por más que el gobierno impusiera sus reformas antidemocráticas, los movimientos sociales organizan la resistencia para imponerse al paquete económico y en especial al ALCA, cuya imposición tendría graves consecuencias especialmente par la agricultura, que el gobierno un día dice que la protegerá o tratará de protegerla en el ALCA, al día siguiente agachar la cabeza e hincar la rodilla ante los llamados de la secretaría de Comercio de Estados Unidos que exige “libre” comercio de los producto agropecuarios subsidiados por los mismos Estados Unidos.

Cuando haya que pagar la deuda externa nueva y los dados no marquen lo que Uribe espera, el colapso económico y la explosión social emergerán incontenibles. Para entonces Uribe há dicho que espera que la flota de Estados Unidos ya esté de regreso de Irak y se haya colocado frente a las costas colombianas en el Caribe y el Pacífico, lista a lanzar los aviones y las tropas hasta la Amazonia donde desde luego no habrán acabado jamás los cultivos de coca que por entonces, huyendo de las fumigaciones, ya bordearán las fronteras del Brasil de Lula. Entre la armada de Estados Unidos y los dados, la suerte de Uribe está echada para ser la carta de la intervención militar contra los procesos populares en Brasil, Venezuela, Ecuador y toda Latinoamérica y por ello no dudó el presidente en Davos, en afirmar que su propio país es “la amenaza más peligrosa para el mundo”.

Los movimientos sociales, cuya perspectiva parece no tener esperanza, cuya vida interna es violada por los asesinatos y violencia, tienen el valor y la fe para seguir luchando por el milagro de la paz en Colombia y esperan derrotar el referendo de Uribe y de todos modos han logrado unirse para hacerlo que ya es una victoria.

 


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Hector Mondragon is a university professor in Colombia, Brazil and Portugal. He is an advisor to peasant, indigenous and Afro-descendant organizations. Author of the book "Economic Cycles in Capitalism".

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