Fuente: Pensamiento Social Verde
ISi miras un billete de 20 dólares estadounidenses, es posible que notes que Andrew Jackson observa nerviosamente las estatuas de Colón y Robert E. Lee descendiendo y se pregunta si su rostro desaparecerá del dinero. Mientras los demócratas reflexionan sobre a qué militarista desean glorificar en la próxima ronda de monumentos, es fundamental darse cuenta de que las estatuas que se levantan son al menos tan importantes como las que se bajan. Quizás el mejor nominado para una nueva estatua sea Hatuey.
Después de que los españoles comieron la comida y bebieron las bebidas preparadas para ellos por 2500 taínos, desenvainaron sus espadas y cortaron en pedazos a sus anfitriones (hombres, mujeres y niños). Los que no fueron masacrados fueron arrastrados por los españoles a trabajos forzados. Les ordenaron que llevaran cargas que no podrían levantar y bromeaban entre ellos mientras mataban más.
Mientras los taínos agonizaban, los sacerdotes se arrodillaban para compartir con ellos las buenas nuevas de Jesucristo. Si permitieran que Cristo entrara en sus corazones, disfrutarían de la salvación eterna.
Unos 400 taínos lograron escapar de la masacre y tomaron canoas desde La Española hasta el este de Cuba. Desafortunadamente, la mayoría de los taínos en Cuba no creerían que existieran personas tan crueles como las de la historia que escucharon (algo parecidas a las del siglo XXI).st siglo que no creen en los posibles resultados del cambio climático para la humanidad).
Hatuey lideró la primera guerra de guerrillas contra la invasión europea del hemisferio occidental. Su banda llevó a cabo varios ataques de atropello y fuga contra los invasores y no fueron derrotados en la batalla. Pero un traidor informó a los españoles del monte donde se escondían y fueron rodeados y capturados.
Hatuey preguntó: “¿Hay españoles en el cielo?”
"Oh, sí”, se rió el general. "El cielo está lleno de españoles".
Queriendo asegurarme de que estaba en lo cierto, revisé en Google, que Wall Street quiere hacernos creer que ha reemplazado a la Biblia como la fuente suprema de sabiduría y verdad. Efectivamente, Google confirmó la existencia de Hatuey en Cuba.
Pero entonces un pensamiento entró en mi mente. ¿Qué pasaría si Hatuey, de alguna manera, existiera en México, Perú y en tribus de toda América del Norte, América del Sur, América Central y el Caribe? ¿Será posible que las llamas que consumieron el cuerpo de Hatuey ardan ahora en los corazones y las mentes de quienes resisten la opresión en todas partes?
A monumento a Hatuey está en Baracoa, Cuba. El placa en la base se lee “A la memoria del Cacique Hatuey, indígena inolvidable, precursor de la libertad cubana, que ofreció su vida y glorificó su rebelión en el martirio de las llamas el 2/2/1512. Delegación de Monumentos de Yara, 1999”.
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