Es un reconocimiento común de la política “mainstream” india que, por mucho que las diversas ramas del Sangh Parivar parezcan estar en guerra de vez en cuando, todas obedecen al RSS.
Una versión más macro de lo anterior es la siguiente: que por mucho que el Congreso y el BJP estén en guerra tema tras tema, ambas caras del capitalismo indio obedecen a los Ambanis. Y varias otras corporaciones que tienen influencia real.
Pensemos en los numerosos informes recientes sobre corrupción de un tipo u otro elaborados por el Contralor y Auditor General de la India (CAG, para abreviar). Aparte de las palabras que todos los sectores de la clase política han hecho a esta “autoridad constitucional”, el hecho es que sus conclusiones ahora son respaldadas, ya no por ninguno de los dos partidos principales, dependiendo de cómo los informes de este organismo concuerden o no se adapta a su realpolitik del momento. Hay demasiados casos aquí en la memoria pública muy reciente y en la exposición de los medios como para necesitar un recuento.
Pero, como acaba de señalar el CPI(M) en un comunicado de prensa muy instructivo, cuando se trata de la exposición del CAG de la corrupción en la que participa el Reliance Group of Industries con respecto a los derechos de exploración petrolera y las estipulaciones en el KG-6 bloque de aguas profundas, un manto de silencio elocuente parece haber caído sobre el Congreso y el BJP. Ni un chirrido hasta el momento. Verdadero gurú bhais en este sentido, se podría decir.
Sólo para citar tres atrocidades ilegales subrayadas por el CAG y publicitadas por el CPI (M):
–un aumento del 117% en el gasto de capital estimado para el bloque sin ningún aumento de capacidad involucrado;
–adjudicaciones de adquisiciones realizadas por Reliance Industries Limited “sobre ofertas financieras únicas, revisión importante del alcance/cantidades/especificaciones, apertura de ofertas después del precio, variación sustancial en las cantidades de los pedidos, con las consiguientes implicaciones adversas para la recuperación de costos y la participación financiera del Gobierno de la India”;
–un contrato de 1.1 millones de dólares concedido al grupo Aker para un arrendamiento de diez años frente a un coste original estimado de 300 millones de dólares; RIL otorgó ocho contratos de este tipo al grupo Aker de diez ofertas de un solo partido en lo que prima facie parecen ser acuerdos atractivos que le permitieron inflar el gasto de capital.
Igualmente sorprendente es que hasta la fecha no se haya escuchado nada sobre este informe particular del CAG por parte de Anna y su equipo quienes, después de todo, han asumido la carga de exponer la corrupción y sus fuentes en la India moderna. Pero claro, como algunos han estado señalando, el objetivo principal del fenómeno Anna parece ser poner en la picota a aquellos que gestionan el Estado, no aquellos que realmente EL DESARROLLADOR él.
Posdata: ¿cuántos indios saben que los principales beneficiarios del programa Petróleo por Alimentos (Irak) no fueron aquellos de los que oímos hablar sino el grupo de industrias Ambani? Un hecho ocultado y ocultado al parlamento y al pueblo con eficiencia conjunta tanto por el Congreso como por el BJP mientras el país perseguía a personas como Shri Natwar Singh. (Ver Arun K. Agrawal, Reliance, el verdadero Natwar, Publicaciones Manas, Delhi, 2008.)
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