¿Qué pasa con el clasismo? es un grupo de presión creado para abogar por el reconocimiento del clasismo como una forma específica de discriminación social que tiene sus raíces en una economía amañada. Nuestra misión tiene dos componentes principales:
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Crear un espacio abierto y seguro para que personas de todos los orígenes (sin importar sexo, raza, edad, capacidad o clase) exploren el clasismo como una forma de discriminación social y encuentren soluciones creativas para superar este obstáculo a la justicia económica y el progreso social.
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Trabajar para poner el clasismo a la par de otras formas de discriminación social, como el racismo y el sexismo, tanto en términos de (1) el nivel de conciencia entre el público en general como (2) el reconocimiento ante los ojos de la ley.
¿Qué pasa con el clasismo?
“Vivimos en un país con una larga historia de defensa de los derechos de las personas, valoración de la diversidad y desafío a la intolerancia. La EHRC busca mantener y fortalecer este patrimonio al tiempo que identifica y aborda áreas donde todavía hay discriminación injusta o donde no se respetan los derechos humanos”.
La segunda frase es de particular importancia ya que reconoce la posibilidad de que existan, hasta el momento, formas de discriminación injusta no reconocidas que quedan fuera del ámbito características protegidas de las Ley de Igualdad. Este grupo de presión – ¿Qué pasa con el clasismo? – se ha creado para explorar una forma de discriminación social, llamada clasismo, como ejemplo de ello.
Creemos que el clasismo es el elefante político en la sala ideológica que, cuando se ve, se burla de la noción de Igualdad y al mismo tiempo disminuye en gran medida el significado de los Derechos Humanos, por no mencionar el proceso democrático en su conjunto. Ignorar el clasismo, como lo hace el establishment, y al mismo tiempo defender de boquilla las prácticas antidiscriminatorias, como lo hace el establishment, es quizás la contradicción de nuestros tiempos.
¿Por qué?
Si bien el establishment ha comenzado a reconocer otras formas importantes de discriminación social –como el racismo y el sexismo– la cuestión del clasismo sigue sin ser reconocida. Esta realidad se refleja tanto en la legislación (ver la características protegidas de las Ley de Igualdad, por ejemplo) y el discurso público sobre la discriminación social (considere la frecuencia con la que se escucha hablar sobre el clasismo en los medios de comunicación en comparación con otras formas de discriminación social). Creemos que corregir este desequilibrio es crucial para el progreso social. Ésa es una de las razones por las que pensamos que es necesario un grupo de presión que se centre en el clasismo.
Una segunda razón es que las organizaciones que ya existen y que deberían abordar esta forma particular de injusticia social (sindicatos, partidos socialistas, organizaciones benéficas) no están haciendo bien su trabajo, por diversas razones. Los sindicatos suelen centrarse en cuestiones básicas –como salarios y condiciones– y rara vez, o nunca, hablan de la cuestión más profunda y fundamental del clasismo. Cuando estuvieron en el poder, los partidos socialistas han tendido a institucionalizar el clasismo sin ofrecer una visión o estrategia sobre cómo superar esta injusticia. Al centrarse en cuestiones como la pobreza y la desigualdad, las organizaciones benéficas se centran en los síntomas del problema, no en el problema en sí (que, por supuesto, es el clasismo).
Si bien es indudable que se han logrado algunos avances para abordar la injusticia económica, la cuestión del clasismo claramente persiste. De hecho, se podría argumentar que, al ignorar el clasismo, muchos de estos logros han ayudado a mantener esta forma de discriminación social.
Otra razón importante tiene que ver con los avances en la comprensión del clasismo que han tenido lugar durante las últimas dos décadas (ver Recomendaciones para detalles). Creemos que estos avances ayudan a explicar muchas de las deficiencias a la hora de abordar este área particular de injusticia social destacada anteriormente. También creemos que estos avances y este entendimiento pueden ayudar a fundamentar una organización nueva y vibrante dedicada a abordar el clasismo como una forma específica de discriminación social aquí en el Reino Unido.
Cabe señalar, sin embargo, que si bien es indudable que se pueden lograr avances importantes para abordar el clasismo dentro de las fronteras de cualquier país, también es cierto que cualquier progreso significativo y duradero probablemente sólo se producirá como resultado de esfuerzos que trascienden fronteras nacionales. Por esta razón, esperamos que se establezcan otros proyectos en países que también se enfrentan a esta misma barrera importante para el progreso y que estos proyectos puedan trabajar juntos para el beneficio mutuo de todos como una red transnacional eficaz en la promoción de nuestros objetivos compartidos.
Clasismo y...
Así que nos centramos en el clasismo, no porque pensemos que sea más importante que, digamos, el racismo y el sexismo, sino porque el clasismo ha sido oscurecido, pasado por alto y dejado atrás. Además, debemos entender que descuidar una forma de discriminación social es descuidarlas todas. Por lo tanto, los avances en el progreso social que pasan por alto ciertas formas de discriminación social son inherentemente frágiles, lo que los hace vulnerables a la regresión.
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