[Este ensayo es parte de la serie ZNet Classics. Tres veces por semana volveremos a publicar un artículo que creemos que es de importancia eterna. Éste se publicó por primera vez el 20 de septiembre de 2000.]
El crecimiento de la conciencia étnica y la consiguiente movilización de las comunidades indias en el hemisferio occidental desde principios de los años 1960 no han sido bien recibidos ni por las fuerzas gubernamentales ni por los partidos de oposición y los movimientos revolucionarios. La “cuestión india” ha sido un tema de debate casi prohibido en todo el espectro político, aunque el racismo, la discriminación y la explotación son denunciados rotundamente por todos lados.
—Roxanne Dunbar Ortíz
indios de la
Muy a menudo, en mis escritos y conferencias, me he identificado como una persona de perspectiva “indigenista”. Con esto quiero decir que no sólo tomo los derechos de los pueblos indígenas como la máxima prioridad de mi vida política, sino que también recurro a las tradiciones (los cuerpos de conocimiento y los correspondientes códigos de valor) evolucionados a lo largo de muchos miles de años. por los pueblos nativos de todo el mundo. Ésta es la base sobre la cual no sólo presento críticas, sino que conceptualizo alternativas al actual status quo social, político, económico y filosófico. A su vez, esto da forma no sólo a los tipos de metas y objetivos que persigo, sino también a los tipos de estrategias y tácticas que defiendo, la variedad de luchas que tiendo a apoyar, la naturaleza de las alianzas que me inclino a formar y pronto.
Permítanme decir, antes de continuar, que no soy el único que adopta esta perspectiva. Es un complejo de ideas, sentimientos y comprensiones lo que motiva a todo el Movimiento Indígena Americano, definido en términos generales, aquí en
En mi opinión, aquellos, tanto indios como no indios, que no reconocen estos nombres y lo que representan no tienen ningún sentido de la verdadera historia –la realidad– de
En cualquier caso, todo esto no quiere decir que creo que soy una de las personas importantes que he nombrado, o la multitud de otras, igualmente dignas, que no han sido nombradas. No tengo una concepción “New Age” de mí mismo como la reencarnación de alguien que me ha precedido. Pero es decir que tomo estos
mis antepasados como mi inspiración, como los únicos ejemplos históricos de actitud y comportamiento adecuados en este continente, este lugar, esta tierra en la que vivo y de la que formo parte. Los acepto como mi herencia, mis modelos a seguir, el estándar con el que debo medirme. Intento siempre ser digno de las batallas que libraron, de los sacrificios que hicieron. Para que conste, siempre me he encontrado deficiente en este sentido, pero suscribo la noción de que uno está obligado a decir la verdad, incluso si no puede vivirla o practicarla plenamente. Como dijo una vez el jefe Dan George, “me esfuerzo por perseverar”, y supongo que ésta es una circunstancia que comparten más o menos por igual todos los involucrados actualmente en lo que yo llamo “indigenismo”.
Otros cuyos escritos, discursos y acciones pueden resultar familiares, y que encajan en la definición de indigenista –o “cuartomundista”, como a veces se nos llama– incluyen a Winona LaDuke y John Trudell, Simon Ortiz, Russell Means y Leonard Peltier, Glenn Morris y Leslie Silko, Jimmie Durham, John Mohawk y Oren Lyons, Bob Robideau y Dino Butler, Ingrid Washinawatok y Dagmar Thorpe. Hay académicos y abogados como Vine Deloria, Don Grinde, Pam Colorado, Sharon Venne, George Tinker, Bob Thomas, Jack Forbes, Rob Williams y Hank Adams. Hay poetas como Wendy Rose, Adrian Louis, Dian Million, Chrystos, Elizabeth Woody y Barnie Bush.
También hay muchos guerreros de base en el mundo contemporáneo, personas como las hermanas Dann, Bernard Ominayak, Art Montour y Buddy Lamont, Madonna Thunderhawk, Anna Mae Aquash, Kenny Kane y Joe Stuntz, Minnie Garrow y Bobby García, Dallas Thundershield, Phyllis Young. , Andrea Smith y Richard Oaks, Margo Thunderbird, Tina Trudell y Roque Dueñas. Y, por supuesto, están los mayores, los que han dado y siguen dando continuidad y dirección a la expresión indigenista; Me refiero a personas como Chief Fools Crow y Matthew King, Henry Crow Dog y el abuelo David Sohappy, David Monongye y Janet McCloud y Thomas Banyacya, Roberta Blackgoat y Katherine Smith y Pauline Whitesinger, Marie Leggo y Phillip Deer y Ellen Moves Camp, Raymond Yowell y Nellie Búho Rojo.4
Al igual que las figuras históricas que mencioné anteriormente, estos son nombres que representan posiciones, luchas y aspiraciones que deberían ser bien conocidas por toda persona con conciencia social en nuestro país.
Los nombres que he enumerado no pueden asociarse con el legado de los indios “que rondan por el fuerte”, destrozados, desempoderados e intimidados por sus conquistadores, ni con los traidores que socavaron la integridad de sus propias culturas, designados por el gobierno.
En cambio, el indigenismo ofrece un antídoto, una visión de cómo podrían ser las cosas basada en cómo han sido desde tiempos inmemoriales y cómo deben ser nuevamente para que la especie humana, y tal vez el planeta mismo, sobreviva por mucho más tiempo. Basado en una síntesis de la sabiduría alcanzada durante miles de años por los pueblos indígenas terrestres de todo el mundo: el Cuarto Mundo o, como lo expresa Winona LaDuke, “El Mundo Anfitrión sobre el cual se asientan en la actualidad el primero, el segundo y el tercer mundo”. tiempo”—el indigenismo está en diametral oposición a la totalidad de lo que podría denominarse “negocios eurocéntricos como de costumbre”.7
indigenismo
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