Se se escondió en el hospital El-Wafa.
Se se escondió en el hospital de Al Aqsa.
Se se escondió en la playa, donde los niños jugaban al fútbol.
Se se escondió en el patio de Muhammad Hamad, de 75 años.
Se se escondió entre los barrios residenciales de Shujaya.
Se escondieron en los barrios de Zaytoun y Toffah.
Se se escondió en Rafah y Khan Younis.
Se se escondió en la casa de la familia Qassan.
Se se escondió en la casa del poeta Othman Hussein.
Se se escondió en el pueblo de Khuzaa.
Se escondieron en las miles de casas dañadas o destruidas.
Se se escondió en 84 escuelas y 23 centros médicos.
Se se escondió en un café, donde los habitantes de Gaza estaban viendo la Copa del Mundo.
Se se escondió en las ambulancias intentando recuperar a los heridos.
Se se escondió ellos mismos en 24 cadáveres, enterrados bajo los escombros.
Se escondieron detrás de una mujer joven con pantuflas rosas, tirada en la acera, derribada mientras huía.
Se se escondió se encuentran en dos hermanos, de ocho y cuatro años, que yacen en la unidad de cuidados intensivos para quemados de Al-Shifa.
Se se escondió ellos mismos en el niño cuyas partes fueron llevadas por su padre en una bolsa de plástico.
Se se escondió ellos mismos en el “incomparable caos de cuerpos” que llegan a los hospitales de Gaza.
Se escondieron detrás de una anciana que yacía en un charco de sangre sobre un suelo de piedra.
Hamás, nos dicen, es cobarde y cínico.
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1 Comentario
Hau mitakuyepi, Saludos a mis familiares, Pilamaya mitakuye, te agradezco a mi pariente Seymour por expresar lo indescriptible. En el transcurso del Genocidio, los genocidas se vuelven inhumanos y ajenos a la Vida. Mi Pueblo, Los Pueblos Originarios de Isla Tortuga, están sufriendo tales crímenes Genocidio/Omnicida contra la humanidad y la Vida incluso todavía. El razonamiento, el lenguaje y el comportamiento salvajes de los opresores a menudo se proyectan sobre sus víctimas. El peso de su inhumanidad es demasiado grande y por codiciosa irresponsabilidad arrojan su mierda psíquica sobre sus víctimas. Nosotros, los oprimidos, a menudo nos volvemos locos por crímenes tan horribles y respondemos de la misma manera. Pero también, a veces vemos, incluso con una bota en el cuello, cuán poderosos en la Vida nos volvemos cuando podemos tener compasión de nosotros mismos y de los nuestros –e incluso de nuestros asesinos. Mi corazón está con los familiares supervivientes de los palestinos masacrados, que siguen sufriendo en la Tierra.