¿Has oído hablar de la ley “10-20-life” de California? Ordena una pena de cadena perpetua por dispararle a una víctima mientras comete un delito grave.
Uno de los defensores actuales de esta ley es Mike Villines, un republicano que representa a Clovis y dirige el partido en la Asamblea estatal. En su opinión, la ley “10-20-life” reduce los delitos violentos y aumenta la seguridad pública.
Sin embargo, esta ley puede no ser tan efectiva como afirma. Consideremos la tasa de homicidios en Sacramento el año pasado. "En la ciudad, 59 personas fueron asesinadas en un año que fue considerado el más mortífero en una década, según los registros", informó The Sacramento Bee el 28 de enero. Aproximadamente el 56 por ciento de estas muertes involucraron armas de fuego, con 15 sospechosos de asesinato de 21 años. o menos, según el periódico.
Es posible que la ley “10-20-life” no disuadiera a algunos de los jóvenes acusados y a los sospechosos mayores. Esa posibilidad no justifica los crímenes violentos de los que se acusa a los sospechosos, pero puede ampliar nuestra comprensión de esta terrible tendencia.
Quienes se oponen podrían argumentar que cualquier intento de comprender mejor los factores que impulsan ese comportamiento criminal empodera a los infractores de la ley. Este es un argumento en contra de recopilar más datos en un intento de prevenir futuras muertes por armas de fuego.
Estar a salvo de la violencia armada en la propia comunidad y en el hogar son valores comunes. La gente lo tiene y espera tener ese derecho. Por lo tanto, hay poca necesidad de una campaña de concientización pública para educar a la ciudadanía.
Por el contrario, reformar una ley en los libros requiere educación pública: entrevistas, investigaciones y estudios. Por ejemplo, este tipo de investigación social sobre el aumento de los homicidios en Sacramento podría arrojar nuevos conocimientos, algunos de los cuales podrían arrojar luz sobre las consecuencias no deseadas de la ley “10-20-life” de California.
Una campaña educativa de este tipo podría revelar que algunas personas condenadas por violencia armada conocían la ley “10-20-life” antes de su conducta criminal. Si es así, entonces esta ley no es el elemento disuasivo que Villines afirma que es.
Es hora de pensar de manera innovadora para evitar más muertes por armas de fuego sin sentido en California. Si la ley actual diseñada para castigar el uso de armas de fuego en la comisión de delitos graves no funciona como se prometió, personas razonables deberían considerar otras intervenciones.
Una política con credibilidad desde hace mucho tiempo en el ámbito de la salud pública es la prevención de enfermedades. La violencia armada es muchas cosas. Sugiero que llamarla enfermedad social es una descripción legítima.
Por lo tanto, la Legislatura de California debería iniciar audiencias públicas sobre delitos y castigos con armas de fuego. Tome testimonios de personas en Sacramento y otras jurisdicciones: Fresno, Los Ángeles, el Área de la Bahía de San Francisco y San Diego. Las experiencias de la vida real de los californianos que enfrentan la violencia armada podrían ser la base para hacer que las leyes de sentencia sean más efectivas.
Investigar los vínculos entre las altas tasas de desempleo y el encarcelamiento en California ofrece una dirección para el debate público y la acción de los formuladores de políticas. Por ejemplo, los negros y los latinos tienen más probabilidades de estar desempleados y encarcelados que los blancos. Las implicaciones de esta tendencia merecen atención política.
Mientras tanto, el estado tiene una crisis enconada de hacinamiento carcelario, con alrededor de 172,000 reclusos. Algunos de ellos están siendo reubicados por la fuerza en otros estados para hacer frente a la olla a presión dentro de las atestadas prisiones de California.
En este contexto, Villines descarta reformar la ley "10-20-vida". En cambio, prefiere construir nuevas prisiones para albergar a la creciente población reclusa de California. Semejante postura es un fracaso de la imaginación y una sangría del gasto no carcelario.
Si esta ley no está produciendo los resultados prometidos, es hora de reunir nueva evidencia para que los formuladores de políticas y el público vean más claramente lo que está en juego y luego proceder en consecuencia. Puede resultar que reformar la ley "10-20-life" de California pueda reducir y prevenir la violencia armada en el futuro.
Seth Sandronsky es miembro de Sacramento Area Peace Action y coeditor de Because People Matter, el periódico progresista de Sacramento. www.bpmnews.org/. Se le puede contactar en: [email protected].
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