El lunes pasado, cinco mil personas acudieron al estadio Ivanofio de Salónica, la segunda ciudad más grande de Grecia, para un concierto encabezado por Thanassis Papakonstantinou, uno de los músicos folclóricos más destacados de Grecia. El estadio estaba lleno, con entradas agotadas y más de mil personas quedaron afuera, sin poder entrar y escuchar el concierto.
Cualquier otro lunes, un espectáculo así no tendría nada especial, sería simplemente un evento más en la vibrante capital cultural y educativa de Grecia. Pero el lunes 11 de febrero, estos miles no estaban allí sólo por la música, sino que estaban allí en solidaridad con los trabajadores de Vio.Me.
Vio.Me es una fábrica de materiales de construcción que, como tantas empresas del país, se ha visto devastada por la actual crisis económica. Sus trabajadores no habían cobrado desde mayo de 2011. Los propietarios abandonaron la fábrica y los empleados parecían los principales candidatos para unirse al 27% de griegos que están desempleados. Pero los trabajadores de Vio.Me se defendieron.
Formaron una asamblea general y, tras una serie de reuniones, decidieron que querían mantener la fábrica en funcionamiento, utilizando la democracia obrera y el control horizontal. Comenzaron a reunir a su comunidad y encontraron muchos aliados en la lucha con los propietarios ausentes, con la esperanza de devolverle la vida a la fábrica ocupándola y eventualmente asumiendo la propiedad. A medida que la lucha se intensificaba, recibieron atención en toda Grecia y, finalmente, en todo el mundo.
El concierto de recaudación de fondos del lunes siguió a una marcha masiva por el centro de Salónica y demostró hasta qué punto su lucha por la fábrica había inspirado a la ciudad en general. Fue la culminación de veinte meses de intensa acción y una celebración masiva: sabían que al día siguiente, el 12 de febrero, pondrían en marcha la fábrica nuevamente.
A la mañana siguiente, cientos de simpatizantes marcharon hacia la fábrica. Allí los trabajadores estaban en su lugar, listos y esperando, y, frente a las cámaras de televisión y un público vitoreado, pusieron en marcha las máquinas.
Parte de la razón por la que Vio.Me ha obtenido un apoyo y una atención tan fuertes es que es el primer proyecto industrial controlado por los trabajadores en una Grecia afectada por la austeridad. Y los trabajadores ven sus acciones como un ejemplo de lo que se podría hacer para salvar a Grecia de su crisis:
“Con el desempleo subiendo al 30%, hartos y cansados de grandes palabras, promesas y más impuestos, sin recibir pago desde mayo de 2011, los trabajadores de Vio.Me… declaran su determinación de no ser víctimas de una condición de desempleo perpetuo, sino en lugar de tomar la fábrica en sus propias manos para operarla ellos mismos”.
La fábrica ya lleva una semana en funcionamiento, pero como ocurre con todas las cooperativas controladas por trabajadores, la primera etapa es crítica, donde se requiere el mayor desembolso de capital y el funcionamiento de la democracia obrera y la producción horizontal aún se están resolviendo. Puedes conocer más, enviar declaraciones de solidaridad o donar en http://www.viome.org
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