Al igual que Cristóbal Colón parpadeando sorprendido al ver por primera vez a un indio americano, John Kerry acaba de descubrir a los votantes afroamericanos.
El jueves por la tarde, Kerry aterrizó en la convención de la NAACP, se bajó de su lento barco de campaña y anunció que estaba explorando en busca de un millón de votantes negros desaparecidos.
Déjame explicarte, porque el New York Times no lo hará. En las elecciones de 2000 se emitieron 1.9 millones de votos que nunca fueron contados –“estropeados” es el término técnico. Las papeletas no se estropean porque se dejan fuera del frigorífico. Siempre hay una razón técnica: una marca perdida, o mi favorita, del condado de Gadsden, Florida, escribiendo el nombre de Al Gore en lugar de marcar una casilla.
Según datos de la Comisión de Derechos Civiles de Estados Unidos y el Proyecto de Derechos Civiles de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, aproximadamente la mitad de los votos anulados del país (un millón) fueron emitidos por personas negras. Así como las comunidades afroamericanas tienen las peores escuelas y los peores hospitales, también se ven abandonadas a las peores máquinas de votación, que se comen, marcan mal, destrozan y anulan las papeletas.
¡Maricón! Un millón de votos negros desaparecieron, fueron destruidos y desaparecidos.
Y el desagradable secreto es que durante años eso convenía a muchos líderes blancos de organizaciones demócratas locales y estatales (Zell Miller de Georgia es un ejemplo de ello) que temían a los votantes negros tanto como temían a los republicanos.
Pero el cambio se acerca, y no porque John Kerry y los hombres que piensan por él hayan cambiado. El cambio se produce porque los líderes afroamericanos se están volviendo arrogantes acerca de que el Partido Demócrata acepte o deje a los votantes afroamericanos según le plazca el estado de ánimo y la aritmética.
Así es como el senador Kerry entendió el mensaje: Hace dos semanas, cuando estaba en Chicago, Jesse Jackson me pidió que desayunara con él en el Hotel Marriott. Para mi sorpresa, también había invitado al senador John Edwards. Jackson había hecho copias de mi editorial para el San Francisco Chronicle sobre el millón de votos faltantes... y no dejaba que el aspirante a Veep tocara su bagel hasta que hubiera leído cada palabra.
Justo cuando Edwards pensaba que podía tomar un sorbo de café, Jackson le pidió que viera el segmento de nuestro especial de televisión de la BBC, “Bush Family Fortunes”, con el último análisis sobre el no recuento de votos negros en Florida. En la carrera de 2000, 95,000 votos afroamericanos fueron arrojados a los pantanos de Florida, marcados como anulados.
Edwards, sucumbiendo al hambre, la falta de cafeína y el intenso interrogatorio del reverendo Jackson, cedió y prometió llevar el mensaje de los votos negros faltantes al lado blanco de su partido.
La congresista Corrine Brown se unió a nosotros. Cuando leyó la historia y vio la película, estaba lista para escupir balas. Le molestó especialmente que la televisión británica cubriera la historia mientras, en Estados Unidos, la historia de Black fue tachada.
El clip de la película pondría a la congresista en problemas. El jueves pasado por la mañana, en Washington, volvió a ver un avance de la película de la BBC y luego marchó hasta el Capitolio y denunció al Partido Republicano por robarse las elecciones en Florida. Por decir esta verdad fue censurada por una votación partidaria directa en la Cámara de Representantes y sus comentarios fueron criticados. (Quiero señalar que las mentiras descaradas del presidente sobre las armas de destrucción masiva permanecen en el expediente.)
La senadora Kerry no es Corrine Brown. El hombre que sería presidente está probando por primera vez la palabra "D" frente a los amigables nativos en la NAACP. Pero aún así, es un primer paso: mencionar en voz alta la privación masiva y sistemática del voto negro.
Pero el verdadero cambio no se producirá hasta que Kerry pueda decir la palabra que empieza con D frente, digamos, a una reunión de los miembros del club de campo de su esposa. Y hasta enfrentarse a los muchachos que sostienen las cuerdas del linchamiento electoral en ambos partidos.
Tengo un sueño. Me imagino a John Kerry llevando este mensaje a la convención la próxima semana y proclamando: “Tres décadas después del asesinato de Martin Luther King, un millón de afroamericanos emitieron sus votos y nunca fueron contados. ¡Esto no se mantendrá!” Imagínelo: en ese momento, por primera vez en una generación, el Partido Demócrata habrá nominado a un demócrata.
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El avance del informe de investigación actualizado, “Bush Family Fortunes”, se incluye en el CD-DVD de Punk Voter (Volumen 2), que se lanzará el 10 de agosto. “Bush Family Fortunes – the DVD” se lanzará en septiembre. Greg Palast es el autor del bestseller del New York Times, La mejor democracia que el dinero puede comprar. Vea sus reportajes televisivos de la BBC y lea el artículo “UN MILLÓN DE VOTOS NEGROS NO CUENTARON EN LAS ELECCIÓN PRESIDENCIAL DEL 2000”, del San Francisco Chronicle, en www.GregPalast.com
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